viernes, 20 de abril de 2012

Círculo vicioso


Mi historia con Lucas responde siempre a un mismo círculo vicioso.

Empieza con un lunes lleno de energía en el que me levanto media hora antes de que suene el despertador. Me peino veinte veces, me maquillo otras tantas y me imagino la cara que pondrá al verme con esta falda. Desayuno nerviosa esperando que dé la hora de aparecer por su oficina e imaginando mas de veinte formas de hacerme la encontradiza.

Llega la hora y con el corazón bajo los oídos cruzo el umbral de la puerta. Y entonces no está. O está tan ocupado que no levanta la mirada de su pantalla cuando le digo buenos días. O está hablando por teléfono, o los planetas se ponen de acuerdo para que cualquier cosa en el mundo reste el protagonismo de mi pobre entrada. Maldita sea mi suerte.

El martes vuelvo a intentarlo, y el miércoles vuelvo a maldecirme a mí misma, a mis ilusiones y a los planetas. El jueves duermo media hora más (que lo tenía bien merecido) y ni siquiera paso por su oficina en todo el día.

Pero llega el viernes, y cinco minutos antes de que acabe la jornada, roza por casualidad mi mano y me dice al oído que pase un buen fin de semana, rematándome con un inocente guiño de sus ojos verdes. Y es ahí donde tengo la estúpida sensación de que todo ha valido la pena por esos segundos. Y vuelvo a pasarme el fin de semana maquinando un nuevo encuentro que no sucede, porque está tan ocupado que no levanta la mirada de su pantalla cuando le digo buenos días, o habla por teléfono, o …


2 comentarios:

  1. Uff lo dificil que es salir de un círculo de esos! porque la mente (o el corazón) engaña y durante ese instante eres verdaderamente feliz y ya nada importa!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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